Por: José Guerrero Coronado Si hay un lugar con una exigencia comparable al de la NFL es la Universidad de Stanford. Localizada en California, Stanford está lejos de las Universidades Ivy League en la costa este, pero su exigencia e importancia tienen el mismo tamaño. La universidad acepta únicamente al 5% de los aplicantes. Un puntaje perfecto no basta, según me comentó Felipe, un estudiante universitario que aplicó a la prestigiosa universidad. Felipe no es un estudiante que entre en la categoría de “normal”. En su infancia creó una página de internet dedicada a ventas en la web. Uno de sus negocios online fue adquirido por Amazon cuando él estaba en la preparatoria. Felipe recibió una remuneración económica muy alta. A pesar haber demostrado éxito, no fue admitido en Stanford. Uno de los pocos capaces de tener un éxito considerable en ambas instituciones es Andrew Luck. Si bien Stanford tiene una gran reputación académica, la deportiva no se queda atrás. La universidad nutre con regularidad a la NFL de buenos jugadores y al equipo de estadounidense de atletas olímpicos. Luck apuntaba a brillar deportivamente en el programa de fútbol americano que produjo a Jim Plunkett y John Elway. Los años pasaron y Luck rompió todas las expectativas, fue puesto por toda la prensa deportiva como el mejor prospecto universitario. Los elogios y expectativas brotaban de todas partes. Al terminar la temporada de 2010, Luck se consagraba ganado el Orange Bowl con Stanford y siendo el MVP de dicho tazón. Venía el draft de 2011 se espera que Andrew Luck fuera el primer pick. Pero Luck sorprendiendo a muchos dijo que se quedaría una temporada más en Stanford. La decisión no era cualquiera, en ese tiempo los rookie deals no existían. En el draft de 2010 Sam Bradford se llevó a casa un contrato de 50 millones de dólares garantizados. Sumado a eso Andrew Luck se arriesgaba a una lesión que muchas veces no solo ponen en riesgo carreras, sino vidas. El programa al que se quedaba Luck perdía al coach Jim Harbaugh, que se iba a dirigir a los 49ers. Era tanta la incertidumbre que los padres de Luck consultaron seguros en caso de que Luck no pudiera jugar en la NFL por lesión. La decisión de Luck estaba lejos de ser un capricho, el jugador quería tener un título de Stanford. Todo esto a pesar de que un profesor dijo que Luck tenía la capacidad de volver a la universidad al terminar su carrera en la NFL. El verano de 2012 marcaría su final en Stanford. Fue un buen final. Luck se graduaba con honores tanto académicos como deportivos. Además de su diploma en arquitectura, Luck rompió récords de John Elway, fue nominado dos veces al premio Heisman y se iba a la NFL a a llenar los zapatos de Peyton Manning. Es así la historia de Andrew Luck, alguien que con pura habilidad ha demostrado necesitar poca suerte. Sigue a José Guerrero en Nación NFL
en Facebook: hwww.facebook.com/nacionNFLmx/
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
Archivos
Septiembre 2018
Categorías |